martes, 31 de enero de 2023

ANTECEDENTES DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO


ANTECEDENTES DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO

A inicios del siglo XIX México formaba parte del virreinato de Nueva España, perteneciente a España. Es decir, era territorio español. Este virreinato englobaba aproximadamente los territorios de América Central, las posesiones españolas del Caribe y las posesiones españolas de América del Norte, en las actuales México y Estados Unidos de América.

En este virreinato el virrey era la máxima autoridad. Este virrey era representante del rey de España, que a finales del siglo XVIII e inicios del siglo XIX era Carlos IV. Justo antes de los sucesos que desencadenaron la lucha por la independencia de México, el virrey de Nueva España era José de Iturrigaray.

La Ilustración

La Ilustración promovía la idea de igualdad entre los hombres. Era una oposición a la situación de estamentos sociales característica del Antiguo Régimen predominante en la Edad Moderna. Además, la Ilustración aportó ideas como el contrato social y el progreso. Con ello se disminuía el poder político que tenía la Corona.

No obstante, en América Latina estas ideas ilustradas no tuvieron tanto calado como en Europa. Además de la lejanía, las ideas ilustradas también traían consigo un escepticismo hacia la religión y un cierto laicismo. Esto chocaba con el carácter católico de la población americana, poco dispuesta a cuestionar su fe. También existía dentro de las élites americanas un cierto conservadurismo hacia el orden establecido.

A pesar de todo ello, las ideas ilustradas no dejaron de tener su peso en el proceso emancipador de América. Sobre todo, a raíz de procesos con la independencia de Estados Unidos de América y de la revolución francesa.

La independencia de los Estados Unidos de América

En 1776 se produce la Declaración de Independencia de los Estados Unidos por parte de las trece colonias americanas de Inglaterra. En esta declaración se pone de manifiesto la voluntad de independizarse de su metrópoli. Como consecuencia se produjo una guerra de la que salieron victoriosos los norteamericanos.

Este éxito mostró a los habitantes de otras colonias en América que era posible crear un nuevo estado y de independizarse de su metrópoli. Por supuesto que la independencia era promovida por las clases altas. ¿Por qué? Porque ellas serían las más beneficiadas de una posible independencia. Ya no dependerían de España, sino que podrían ser ellas las gobernantes. Tendría el poder político y económico sin depender de la Corona española.

La revolución francesa

En 1789 estalló en Francia la revolución francesa. Como consecuencia de este proceso revolucionario, entre otros sucesos, se derrocó al rey francés y se realizó la declaración de derechos de hombres. Entre estos derechos estaba el de la igualdad de todos los ciudadanos, que no súbditos, y la abolición del Antiguo Régimen. Estas ideas liberales tuvieron éxito entre las clases medias europeas. Sin embargo, en América no llegaron tan fuerte. A pesar de todo eso, la semilla de los derechos del hombre estaba plantada.

Las reformas borbónicas

Durante los reinados de los reyes Fernando VI y Carlos III se realizaron una serie de reformas legislativas en los territorios españoles de América. El objetivo de estas reformas era frenar la emancipación económica de las colonias. Es decir, frenar la independencia económica de los territorios españoles en favor de la centralización del estado. También tenía que ver con volver a centralizar el poder del Estado. Aunque hay que decir que no fue exclusivo de América, sino que tenía que ver con la concepción borbónica del gobierno, más centralista y con menor delegación de poder y de gobierno.

Entre las principales reformas destacaría la recuperación para el estado de la administración del impuesto de la alcabala; la ampliación de puertos para el comercio; reformas legislativas para intentar crear un «comercio libre» que resultó en quiebra de empresa manufactureras americanas o la expulsión de los jesuitas. Como consecuencia de estas reformas hubo un mayor control burocrático del estado, una mayor centralización política y una mayor limitación de la autonomía de la élite criolla. Esto generó un rechazo de estos hacia las élites españolas peninsulares, que tenían mayores poderes políticos y económicos que ellos.

Revueltas internas del siglo XIX

A lo largo del siglo XIX hubo en la América española una serie de revueltas y conflictos. Estas revueltas no tuvieron gran importancia en la posterior independencia de los territorios españoles de América. Pero sí que mostraban un ejemplo de distensiones sociales y de disensiones con la Corona. Ejemplo de esto es la revuelta de los Comuneros de Paraguay (1721-1735), la Rebelión de Cisteil en la península de Yucatán (1761) o la Rebelión de Túpac Amaru II en el virreinato de Perú (1780-1783).

Como podrás haber comprobado, algunas de estas revueltas se produjeron por parte de la población indígena. Pero no se podría decir que era una lucha contra España, sino una lucha contra las élites, fueran criollas o peninsulares. Sin embargo, esta población indígena mostraba su deseo de luchar y rebelarse contra la élite que le perjudicaba económica y socialmente hablando.

La invasión napoleónica

La invasión napoleónica a España en 1808, la destitución del Rey Fernando VII, y la imposición de José Bonaparte en el trono español por Napoleón, hicieron preguntarse a los habitantes de la Nueva España que tan legítimo era ser gobernados por un monarca no español.

Es así como en 1808 Francisco Primo de Verdad y Ramos y Juan Francisco Azcárate y Lezama proponen al Virrey Iturrigaray, que en ausencia del monarca español el gobierno recayera en el pueblo, mediante una representación popular desde el Ayuntamiento de México. La Real Audiencia proponía que en la Nueva España todo siguiera igual hasta que el monarca Fernando VII regresara al trono.

Estos puntos de vista enfrentaron a la Real Audiencia y al Ayuntamiento de México, lo que ocasionó que el 15 de septiembre de 1808 Gabriel de Yermo conspirara contra el Virrey Iturrigaray, a quien aprenden y destituyen del cargo para nombrar a Pedro Garibay como nuevo Virrey, quien hace apresar a los principales hombres del Ayuntamiento de México, entre los que se encontraban Francisco Primo de Verdad, que muere el 4 de octubre del mismo año ahorcado en la prisión del Arzobispado de México.

Otras conspiraciones sentarían también antecedentes para la independencia de México, como la Conjura de Valladolid de 1809, que encabezaban José María de Obeso, José Mariano Michelena, Mariano Quevedo y fray Vicente de Santa María, entre otros, que, aunque descubierta no se les acusó de nada, quedando en libertad.

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